domingo, 11 de marzo de 2012

DEVOCIONES LETIFICAS


¿Dónde está muerte tu victoria?

Con esta cita se inicia el rito de lo que hemos dado en llamar Pascua Florida que marca el inicio de la temporada de las Glorias.

Con una poderosa zancada que fija su impulso en el Misterio de la Resurrección, las devociones letíficas inician su calendario de cultos que les llevará a vivir la alegría de Cristo Resucitado con un marcado dinamismo. Al asomarnos con un mínimo espíritu crítico a este peculiar sector de las Hermandades, se nos plantean una serie de interrogantes en torno a los cuales se explica su pasado, se ha de justificar su presente y, como reto, se plantean los desafíos de su futuro más inmediato.

¿ Por qué surgen las Hermandades de Gloria? ¿Están vivas las Hermandades de Gloria? ¿Cuál es su papel a día de hoy? Y, en el mismo sentido ¿Qué pueden aportar estas Corporaciones letíficas a nuestra Iglesia? ¿Tienen asumido y saben ejecutar su papel diferencial?

Es difícil realizar desde estas páginas una clasificación generalizada pues somos conscientes de que cada hermandad vive un momento y una realidad que no puede desvincularse de su entorno geográfico (barrios en decadencia por despoblamiento ó por contra, en crecimiento por expansión); del mayor o menor acierto con que las gobiernan sus Juntas y, por último de su independencia y suficiencia económica, cuestión esta nada baladí.

Queda fuera de toda duda que el aspecto histórico de nuestras Hermandades de Glorias está abundante y concienzudamente tratado por estudiosos de reconocible cualificación, encabezados por don Juan Martínez Alcalde.

Por estas razones, en este primer artículo en que el Foro aborda dicho sector de las Hermandades, nos centraremos en el presente y en el futuro de nuestras asociaciones gloriosas.

El Código de Derecho Canónico vigente no recoge de manera expresa la diferenciación dentro de las asociaciones entre Penitencia, Sacramentales y de Gloria. Son pues, una creación basada en la tradición, el objeto de culto y el tiempo litúrgico que toman de referencia como signo de identidad. Coinciden todos los sectores de la opinión pública en afirmar que las Hermandades de Gloria viven una época de resurgimiento que alcanza tanto asociaciones del Casco Antiguo como en muchos casos, se traduce, en la periferia sevillana, en el florecimiento de nuevas asociaciones.

Entendemos que la peculiaridad de estas corporaciones deviene del hecho de que quedan fuera de la Cuaresma y Semana Santa y que, la separación definitiva que marca un hito en su discurrir es el nacimiento e institución de la Carrera Oficial, por lo que, a diferencia de las Hermandades de Penitencia, quedan fuera de supuestas rivalidades, que lleven a sus fieles a competir en términos de ornato, pompa y enriquecimiento, a la vez que se “encierran” aún más en sus barrios.

Inicialmente este hecho pudiera producir, de un lado un fenómeno de “ensimismamiento” en ellas a la vez que hace que los fieles cristianos, en su deseo de lucidez, se vuelquen en favor de aquellas que permiten, dentro del recorrido oficial, ese mayor lucimiento de lo que entienden que es “su barrio” y/o “su gremio” y otro tipo de vinculaciones ya de carácter sentimental.

Llama precisamente por ello la atención que precisamente en estos tiempos resurjan con fuerza estas Corporaciones contrariamente a lo que cabía esperar de ellas según marcaba el devenir impuesto por los hechos a los que nos hemos referidos. Y es que, equivocadamente, hemos llegado a definir el estado de las Glorias por antagonía a las Penitencias, o sea, que se toma de referente el estado de las Hermandades de Penitencia a la hora de definir el de las Glorias en una regla de tres que reza “a más y mejor de unas , menos y peor de las otras”. Y la realidad demuestra que ello no es así en la medida que ambas, en los momentos actuales, conviven en la actualidad con pujanza. El buen uso y destino que hagamos de ese momento que atraviesan es responsabilidad de sus miembros y dirigentes.

Es curioso comprobar que, en muchos casos, son los mismos cofrades los que sirven en las filas de unas y otras corporaciones asumiendo en cada momento y lugar la idiosincrasia de cada una de ellas.

Pero por centrarnos en el papel y sentido de estas asociaciones de fieles, entendemos que las corporaciones de la Iglesia tienen de valor lo que son capaces de aportar al servicio de la misma. ¿Qué sentido tienen hoy estas Hermandades?

Tomando de referencia la independencia que les da el no tener la servidumbre de una carrera oficial con todo lo que ella conlleva, las Hermandades de Gloria gozan de una posición privilegiada para servir a los barrios en los que están radicadas.

Las Hermandades de Gloria han de ser modelo de relación con las parroquias, a las cuales deben ayudar y complementar en esos aspectos que, desde su posición privilegiadas, pueden asumir. Nos referimos a dar cohesión a sus habitantes, ser un referente a lo largo del año, ayudar a mantener la identidad de barrio que conserva y fomenta sus tradiciones a través de las vivencias cristianas devocionales, con sus velás, cruces de mayo, labor asistencial, HACERSE PRESENTES ANIMANDO CON ESPÍRITU CRISTIANO EL ORDEN TEMPORAL.

Tres son los colectivos que se benefician directamente de esta actividad:

Los ancianos; los niños y jóvenes y las instituciones religiosas y centros docentes confesionales radicados en la collación de su parroquia y a ellos deben ir dirigidos sus esfuerzos.

Los ancianos en la medida que estas asociaciones ayudan a conservar vivos los referentes que acompañaron el discurrir de la vida desde la infancia.

Los jóvenes y niños en la medida que se ofrezcan a los mismos un lugar cristiano de convivencia, aprendizaje y relaciones donde evitar la distorsión que produce en su educación la nefasta influencia de un ocio desorganizado.

En cuanto a las instituciones religiosas, muchas veces nuestras Hermandades tienen su origen en ellas. En este sentido, nuestras corporaciones tienen un deber de perpetuar y recordar las presencia de las órdenes e instituciones religiosas a las que están vinculadas por sus propio origen en unos momentos en que la supervivencia de estas se encuentran altamente amenazadas por la falta de vocaciones. Esto en cuanto a la tradición, porque en cuanto al presente y futuro, las nuevas realidades hace necesario que las Hermandades de Gloria se impliquen de manera activa en las comunidades e instituciones religiosas (docentes, de caridad, contemplativas ), haciendo presentes entre ellas por el servicio el carisma especial que la Providencia ha puesta en ellas desde sus orígenes.

Obviamente para poder conseguir estos fines, es fundamental que las Juntas de Gobierno tengan asumido este papel, conozcan sus orígenes, fomenten sus tradiciones, actúen en coordinación con sus parroquias y de acuerdo con los dictados de sus pastores y que tengan un marcado sentido del servicio que les lleve a establecer calendarios comprometidos de actuaciones al filo de su agenda que superen las proyecciones cortoplacistas de una sola legislatura. Todo ello conlleva un compromiso de unidad en torno a un proyecto que no puede prescindir de la buena organización para servir mejor al prójimo por amor a Dios.

Foro de Opinión Cardenal Niño de Guevara

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