ANTIGUA Y FERVOROSA HERMANDAD Y COFRADIA DEL
SANTISIMO SACRAMENTO, DIVINA PASTORA DE LAS ALMAS Y
ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO
DOS
HERMANAS
DIPUTACION DE CULTOS
AÑO SANTO DE
LA MISERICORDIA
DEJEMONOS
RENOVAR POR LA MISERICORDIA DE DIOS
Textos del Papa
pronunciados a lo largo de su Pontificado para alentar la reflexión sobre la
Misericordia.
Queridos
hermanos y hermanas, Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos,
pero el poder de la resurrección, este paso de la esclavitud del mal a la
libertad del bien, debe ponerse en práctica en todos los tiempos, en los
momentos concretos de nuestra vida, en nuestra vida cotidiana.
Cuántos
desiertos debe atravesar el ser humano también hoy. Sobre todo el desierto que
está dentro de él, cuando falta el amor de Dios y del prójimo, cuando no se es
consciente de ser custodio de todo lo que el Creador nos ha dado y nos da. Pero
la misericordia de Dios puede hacer florecer hasta la tierra más árida, puede
hacer revivir incluso a los huesos secos (cf. Ez 37,1-14).
He
aquí, pues, la invitación que hago a todos: Acojamos la gracia de la
Resurrección de Cristo. Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejemos
que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos
instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda
regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la
paz.
Queridos
hermanos y hermanas, a todos los que me escuchan en Roma y en todo el mundo,
les dirijo la invitación del Salmo: «Dad gracias al Señor porque es bueno, /
porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / “Eterna es su
misericordia”» (Sal 117,1-2).
Mensaje Urbi et orbi,
31 de Marzo 2013
Tener
un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser
misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero
abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por
los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva,
un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por
esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta
Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante
al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo
tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se
deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la
indiferencia.
Mensaje de Cuaresma
2015
Caminemos
en el mundo como Jesús y hagamos de toda nuestra existencia un signo de su amor
para nuestros hermanos, especialmente para los más débiles y los más pobres,
construyamos para Dios un templo en nuestra vida. Y así lo hacemos
«encontrable» para muchas personas que encontramos en nuestro camino. Si somos
testigos de este Cristo vivo, mucha gente encontrará a Jesús en nosotros, en
nuestro testimonio. Pero —nos preguntamos, y cada uno de nosotros puede
preguntarse—, ¿se siente el Señor verdaderamente como en su casa en mi vida?
¿Le permitimos que haga «limpieza» en nuestro corazón y expulse a los ídolos,
es decir, las actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, la
costumbre de murmurar y «despellejar» a los demás? ¿Le permito que haga
limpieza de todos los comportamientos contra Dios, contra el prójimo y contra
nosotros mismos, como hemos escuchado hoy en la primera lectura? Cada uno puede
responder a sí mismo, en silencio, en su corazón. «¿Permito que Jesús haga un
poco de limpieza en mi corazón?». «Oh padre, tengo miedo de que me reprenda».
Pero Jesús no reprende jamás. Jesús hará limpieza con ternura, con
misericordia, con amor. La misericordia es su modo de hacer limpieza. Dejemos
—cada uno de nosotros—, dejemos que el Señor entre con su misericordia —no con
el látigo, no, sino con su misericordia— para hacer limpieza en nuestros
corazones. El látigo de Jesús para nosotros es su misericordia. Abrámosle la
puerta, para que haga un poco de limpieza.
Ángelus dominical, 8 de Marzo de 2015
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2015/documents/papafrancesco_angelus_20150308.html
Fuente: Aciprensa; extraído de
https://www.aciprensa.com/ebooks/Francisco_y_la_Misericordia.pdf
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