sábado, 26 de marzo de 2011

REGLAS HERMANDAD SACRAMENTAL (XIV)



APENDICE III

EJERCICIO DE TRIDUO EN HONOR DEL

SANTISIMO SACRAMENTO

DIA PRIMERO

Alabado sea Jesús Sacramentado, sea por siempre bendito y alabado

Padre nuestro…

Dios te salve, María…

Gloria al Padre,…

“Y le salió al encuentro el rey de Sodoma, y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abraham” Génesis, 14, 17-19

Plegaria inicial

Señor Nuestro Jesucristo, Hijo de Dios vivo, Redentor del hombre y del mundo, Pan de Vida Eterna; nos presentamos, humildes y gozosos, ante tu Presencia Real en la Sagrada Eucaristía. Nos convoca el deseo de tributarte un homenaje de amor y gratitud, de adoración y súplica, de reparación y entrega.

Te adoramos, Señor Sacramentado, con profunda reverencia y renovamos estas tres noches nuestro compromiso de adorarte en espíritu y verdad.

Súplica

Ya estamos Señor, ante tu Presencia; sabes a qué venimos. Queremos recibirte como Pan Celestial que encierra en sí toda Gracia. Creemos firmemente en el Sacramento del Altar; en que estáis Vos mismo bajo las formas de Pan y Vino. Vos que creasteis los cielos y la Tierra. Admitidnos, Señor en vuestra Sagrada Mesa; no tardéis en venir y que en nuestros corazones entre el Hacedor de nuestra existencia.

Oración Final

Hermanos, con la alegría de la Fe compartida nos hemos reunido a celebrar el Banquete Eucarístico del mismo dios. Imploramos, hermanos, a Jesús, Pan de Vida. Dichosos los que coman en el banquete de su Reino. Amén.

DIA SEGUNDO

Alabado sea Jesús Sacramentado, sea por siempre bendito y alabado

Padre nuestro…

Dios te salve, María…

Gloria al Padre,…

“Por la mañana había en torno al campamento una capa de rocío; cuando el rocío se evaporó vieron sobre la superficie del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha. Los hijos de Israel, al verla se preguntaron unos otros: ¿Manhu? - ¿Qué es esto?, pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: Éste es el pan que os da Yavé como alimento…” Exodo, 16 13-16

Plegaria inicial

Señor Nuestro Jesucristo, Hijo de Dios vivo, Redentor del hombre y del mundo, Pan de Vida Eterna; nos presentamos, humildes y gozosos, ante tu Presencia Real en la Sagrada Eucaristía. Nos convoca el deseo de tributarte un homenaje de amor y gratitud, de adoración y súplica, de reparación y entrega.

Te adoramos, Señor Sacramentado, con profunda reverencia y renovamos estas tres noches nuestro compromiso de adorarte en espíritu y verdad.

Súplica

La Providencia de Dios conserva y cuida al mundo y protege la vida de los hombres. Protegió a su pueblo, Israel, durante los años de peregrinación en el desierto. Esperamos, Señor, en tu amor misericordioso que no nos abandona. Esperamos en Ti y por Ti, único Rey. Que en el peregrinar de nuestro día a día cotidiano Tú no nos faltes y nos dispenses al Alimento de tu Divino Cuerpo.

Oración Final

Hermanos, con la alegría de la Fe compartida nos hemos reunido a celebrar el Banquete Eucarístico del mismo dios. Imploramos, hermanos, a Jesús, Pan de Vida. Dichosos los que coman en el banquete de su Reino. Amén.

DIA TERCERO

Alabado sea Jesús Sacramentado, sea por siempre bendito y alabado

Padre nuestro…

Dios te salve, María…

Gloria al Padre,…

“Venid y comed mi pan y bebed mi vino” Proverbios, 9,5

“Porque si la sangre y la ceniza de los sacrificios santifica a los inmundos ¡Cuánto más la Sangre de Cristo limpiará nuestra conciencia de las obras muertas para dar culto al dios vivo” Hebreos, 9 13-14

Plegaria inicial

Señor Nuestro Jesucristo, Hijo de Dios vivo, Redentor del hombre y del mundo, Pan de Vida Eterna; nos presentamos, humildes y gozosos, ante tu Presencia Real en la Sagrada Eucaristía. Nos convoca el deseo de tributarte un homenaje de amor y gratitud, de adoración y súplica, de reparación y entrega.

Te adoramos, Señor Sacramentado, con profunda reverencia y renovamos estas tres noches nuestro compromiso de adorarte en espíritu y verdad.

Súplica

La obra redentora de Cristo realizó una nueva creación. Por su sacrificio, por su sangre, los cristianos somos nuevas criaturas; fuimos renovados con su Gracia y enriquecidos con sus dones. Que el Pan y el Vino, Cuerpo y Sangre Eucarísticos, máxima transformación de los dones de la Creación nos lleve al Pan Vivo que encierran.

Oración Final

Hermanos, con la alegría de la Fe compartida nos hemos reunido a celebrar el Banquete Eucarístico del mismo dios. Imploramos, hermanos, a Jesús, Pan de Vida. Dichosos los que coman en el banquete de su Reino.


Amén.


EVANGELIO DOMINGO 27 DE MARZO. III DE CUARESMA


III Domingo de Cuaresma A


Evangelio según San Juan 4,5-42.

Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.

Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber".
Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.
La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.

Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?
¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?".
Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla".
Jesús le respondió: "Ve, llama a tu marido y vuelve aquí".
La mujer respondió: "No tengo marido". Jesús continuó: "Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad".
La mujer le dijo: "Señor, veo que eres un profeta.

Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo".
En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?" o "¿Por qué hablas con ella?".
La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
"Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?". Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.
Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: "Come, Maestro".
Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen".
Los discípulos se preguntaban entre sí: "¿Alguien le habrá traído de comer?".
Jesús les respondió: "Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría. Porque en esto se cumple el proverbio: 'no siembra y otro cosecha' Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos". Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que hice". Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".

viernes, 18 de marzo de 2011

CARTA PASTORAL DEL SR. ARZOBISPO D. JUAN JOSE ASENJO PELEGRINA




EN CUARESMA, ¿POR QUE NO UNOS BUENOS EJERCICIOS ESPIRITUALES?

Carta pastoral del 20-3-2011

Queridos hermanos y hermanas:

Con la bendición e imposición de la ceniza comenzábamos la semana pasada el tiempo santo de Cuaresma, que nos prepara para celebrar el Misterio Pascual, misterio de amor y don de gracia inconmensurable, fruto de la amorosa iniciativa por la que Dios Padre envía a su Hijo al mundo para nuestra salvación. En el Misterio Pascual de Cristo muerto y resucitado, Dios se inclina con benevolencia sobre nosotros para redimirnos y para hacernos, por medio del Espíritu, partícipes de su misma vida e introducirnos en su intimidad, haciéndonos miembros de su familia. El camino cuaresmal nos conduce hacia la Pascua, la noche más santa del año, en la que Cristo resucitado sale victorioso del sepulcro y en la que nosotros renovamos las promesas bautismales.

Pero, como nos sugerían las lecturas del domingo pasado, para llegar a la Pascua hay que pasar por el desierto. Así ocurrió en la vida de Jesús. Antes de comenzar su ministerio público, que le conducirá a la Pascua, fue llevado por el Espíritu al desierto, donde oró y ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches. Y así debe ocurrir también en la vida de quienes, como seguidores y discípulos, queremos vivir su misma vida. El desierto es en sí mismo un lugar árido, seco, vacío, duro y áspero para quien en él se adentra, pero la Biblia lo describe también como un espacio de gracia y salvación, un lugar de silencio y meditación, de escucha de Dios que habla al corazón, de reencuentro con nosotros mismos y con Él, y en consecuencia, de conversión y plenitud.

Todos, de una forma u otra, tenemos la experiencia del desierto interior, el desierto en el que nos introduce la tibieza, la superficialidad, la dureza de corazón y la resistencia sorda a la gracia de Dios, que nos conducen a la aridez y al vacío espiritual. Pero, como acabo de decir, hay otro desierto, incomparablemente más rico y fecundo, en el que en medio del silencio es posible constatar nuestras miserias y cuán lejos estamos del plan que Dios ha diseñando singularmente para nuestra felicidad. En la soledad sonora del desierto es posible escuchar la voz potente del Espíritu, que nos invita a convertirnos, a volver sobre nuestros pasos errados, a cambiar de criterios y de conducta, pidiendo al Señor una conciencia pura y una vida santa, como nos dice San Pablo en la segunda lectura de este domingo.

El Miércoles de Ceniza la liturgia nos sugería tres armas para triunfar en el combate interior que hemos de librar en esta Cuaresma para lograr nuestra reforma interior y la vuelta a Dios: la oración, el ayuno y la limosna. Con estas armas saldremos de la aridez espiritual y de la vida frívola y sin norte. Con ellas se fortalecerá nuestra fe, crecerá nuestra esperanza y renovaremos nuestra caridad hacia Dios y nuestros hermanos. De este modo, renacerá en nosotros la alegría pascual y el entusiasmo en el seguimiento del Señor. Sólo así, nuestro desierto se convertirá en tierra fecunda que produce frutos de gracia y de santidad.

Aprovechemos en estas semanas de Cuaresma los medios que nos ofrece la Iglesia para ahondar en nuestra conversión: las conferencias cuaresmales, los triduos y quinarios en los que se nos exhortará a reordenar nuestra vida. Ojala encontremos la oportunidad de practicar unos buenos Ejercicios Espirituales, siquiera sea en un fin de semana, práctica ascética que no ha perdido actualidad y que tanto bien nos hace. Todos, sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos, necesitamos retirarnos, como nos pide el Señor en el Evangelio, a un lugar tranquilo y apartado para estar a solas con Él y para repensar los grandes temas de nuestra vida, para romper con ídolos que nos atenazan y que nos impiden volar hasta las alturas de Dios y para relanzar nuestra fidelidad al Señor y decidirnos, de una vez por todas, a seguirle sólo a Él.

En el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió a los miembros de la Congregación General 35 de la Compañía de Jesús calificó los Ejercicios Espirituales como “un instrumento valioso y eficaz para el crecimiento espiritual de las almas, para su iniciación en la oración y en la meditación en este mundo secularizado del que Dios parece ausente”. Habla después el Papa de la confusión que provoca en nosotros la multiplicidad de mensajes que nos brindan los medios de comunicación, y de la celeridad de los cambios y situaciones que dificultan una vida ordenada y una respuesta alegre y determinada a las llamadas que el Señor nos dirige a cada uno. En este contexto, “los Ejercicios Espirituales constituyen un camino y un método particularmente valioso para buscar y encontrar a Dios en nosotros, en nuestro entorno y en todas las cosas, con el fin de conocer su voluntad y de ponerla en práctica”.

A todos os deseo una Cuaresma verdaderamente santa y santificadora, junto con mi saludo fraterno y mi bendición.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

† Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla



domingo, 13 de marzo de 2011

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2011.







«Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12)

Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.
El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.
Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.
El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.
El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.
La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.
El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».
Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.
El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).
En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma”» (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.
En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.
Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.


Benedicto XVI

EVANGELIO DOMINGO 13 DE MARZO. I DE CUARESMA.


I Domingo de Cuaresma A

Santo(s) del día : Santa Cristina

Evangelio según San Mateo 4,1-11.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.
Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.

Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes".

Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".

Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,

diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".

Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".

El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,

y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme".

Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".

Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.




lunes, 7 de marzo de 2011

MEMORIA DE 2010


La actividad de actos y cultos de la Hermandad Sacramental comenzó el día 12 de febrero con la celebración del Cabildo General Ordinario, en el que se recogían los puntos de la aprobación del acta anterior, la memoria de 2009, estado de cuentas de ese año y presupuesto para 2010.
Los Ejercicios Espirituales como preparación para la Cuaresma tuvieron lugar los días 12, 13 y 14 de febrero, en colaboración con nuestra parroquia, con exposición, meditación, bendición y reserva, a cargo del párroco de la parroquia del Amparo, Don Manuel Orta Gotor.
En el mes de febrero, la Hermandad colaboró con los damnificados del terremoto que asoló Haití poco antes, enviado ayuda a través de Cáritas.
El día 7 de marzo, algunos hermanos de la Sacramental estuvieron presentes en la manifestación en contra de la reforma de la ley del aborto, y en definitiva, en defensa de la vida, que se organizó ese día en Sevilla
El primer domingo de Cuaresmal la corporación organizado un viaje cultural a la localidad sevillana de Carmona. Ya durante la misma, se asistió a todas las funciones de instituto de las hermandades de la ciudad. Igualmente estuvo al Via-Crucis organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías, que este año presidió el Señor de la Sagrada Cena. Asimismo, acudió a la Función de Palmas en la mañana del Domingo de Ramos. En la Semana Mayor, formamos parte del palquillo de horas durante la tarde del Martes Santo. Como cada año, organizamos, en colaboración con la parroquia, el Triduo Sacro, celebrado los días 1, 2 y 3 de abril, que contó con una notable afluencia de fieles.
En la tarde del Jueves Santo, se volvió a instalar el Monumento, donde se adoró al Santísimo. Como en el año anterior, el traslado de Su Divina Majestad fue acompañado por los distintos Hermanos Mayores de las hermandades establecidas en la parroquia, amén de los propios hermanos de la corporación. De nuevo se ubicó, a instancias de nuestro director espiritual y párroco de Santa María Magdalena, en la capilla de la Virgen del Rosario. En cuanto a los turnos de vela, el Jueves Santo fue desde las 19:00 horas hasta las 01:00 horas. Se rezaron Vísperas a partir de las 21:30 horas. El Viernes, los hubo, de 10:00 a 18:00 horas. Muy concurrido, como sucede habitualmente, fue el turno de vela de los hermanos de esta corporación, a las 13:00 horas del segundo día.
Hicieron ese mismo día estación ante el Santísimo las presidencias del cortejo procesional de la Hermandad Sacramental de la Vera Cruz, y de la Hermandad de la Sagrada Cena, una vez restablecida de su suspensión cautelar. En la mañana del Viernes Santo, nuestra Hermandad recibió a la del Gran Poder en la parroquia para la visita al Monumento de las presidencias de sus dos pasos.
El día 11 de abril, siguiendo la antigua disposición de comulgar al menos una vez en tiempo de Pascua, una representación de esta Hermandad participó en la Procesión de Impedidos de la parroquia Santa María Magdalena, en la cual nuestra corporación tomó parte activa en la organización de la misma.
Los días 17y 18 de Abril, tuvo lugar el Besamanos a la Divina Pastora, que estuvo expuesta en el acceso de la puerta lateral de la parroquia por la calle Santa Ana. La Función a la Virgen tuvo lugar el día 24 de abril, celebrada por D. Francisco Moreno Aldea, párroco de la de Santa Marta de Los Molares y Vicario de San José de Utrera. Intervinieron en la celebración un grupo de acólitos con ciriales y una capilla musical.
Como cada año, la Hermandad asistió a la Función Principal y Pregón de la Hermandad del Rocío de Dos Hermanas.
El día 28 de mayo, esta Hermandad estuvo presente en la Exposición del Santísimo que se organiza cada año como preparación de la festividad del Corpus Christi. Los días 2, 3 y 4 de junio celebramos el Tríduo de Exaltación al Santísimo Sacramento. El día 5 se celebró Función Principal de Instituto, oficiada por Don Juan Miguel Rivas de Dios, dada la enfermedad del párroco y director espiritual de la hermandad, Don Lorenzo Nieto Frutos. En la parte musical, intervino la coral Regina Coeli. Al ofertorio, esta Hermandad hizo pública protestación de su fe católica, usando nuevamente el Credo cuestionado de la Vigilia Pascual. Al término de la misma, se rezó la Salve ante la imagen de la Divina Pastora. Posteriormente, junto al paso de nuestra titular, se tuvo una atención con el autor del cartel anunciador del Corpus, Darío Aranyo.
El día 6 de tuvo lugar a las 09:00 horas la Santa misa en la que se consagró la Sagrada Forma que procesionaría portada por hermanos costaleros, siendo acompañada por la Divina Pastora de las Almas. En torno a las 10:00 horas dio comienzo la procesión, que recorrió el itinerario acostumbrado: plaza de la Constitución, Santa María Magdalena, Botica, plaza de El Arenal, Nuestra Señora de Valme y entrada al templo. Asistieron todas las hermandades nazarenas tanto a la Función del día anterior como a la procesión. Fue muy acertado el exorno de los pasos, rosas blancas para el Señor y flor de distintos colores para la Divina Pastora.
Como cada año, se contó con el acompañamiento musical de la banda de Música de Santa Ana tras el paso del Santísimo. La Banda de Cornetas y Tambores de Presentación al Pueblo fue junto al paso de la Divina Pastora y la Agrupación Musical Nuestra Señora de Valme se situó junto a la Cruz Parroquial dentro de la comitiva.
A lo largo del recorrido se instalaron trece altares pertenecientes a las hermandades de Valme, Gran Poder, La Borriquita, Sagrada Cena, Rocío, Cautivo, Santo Entierro y Santa Ana, y el de la Obra de la Iglesia, la asociación parroquial del Prendimiento (de la del Ave María y San Luis), la Cruz de Mayo de los Ángeles y el de dos particulares.
Fue una jornada con novedades: Se estrenó la bandera mariana de la Hermandad, diseñada tal y como prescriben nuestras Reglas. La pieza guarda similitud con la ornamentación pictórica que presentan las dalmáticas de la corporación.
Como es tradicional, este año se volvió a realizar la tradicional pedida para sufragar los gastos de la festividad. El Ayuntamiento nazareno, por otra parte, subvencionó, de nuevo, el cartel anunciador del Corpus Christi.
En el mes de julio se asistió a la función y procesión de Santa Ana, Patrona de esta ciudad.
Por acuerdo de la Junta de Gobierno, en el mes de septiembre, esta Hermandad se unió al Consejo de Hermandades de la ciudad en la defensa de la figura de nuestro Sumo Pontífice, Su Santidad Benedicto XVI, ante los continuos ataques sufridos por parte de algunos medios de comunicación.
El día 18 de septiembre, un nutrido grupo de hermanos de la corporación asistió al acto de beatificación de Sor María de la Purísima, que tuvo lugar en el estadio Olímpico de Sevilla.
En el mes de octubre se asistió a la presentación del cartel de la Romería, la función y pregón de la Hermandad de Nuestra Señora de Valme, dándose la circunstancia de que el último día de Quinario tuvo lugar la procesión Claustral, cuando el Señor Sacramentado hizo estación en el altar de las Ánimas Benditas del Purgatorio.
El día 22 de octubre, esta Hermandad, atendiendo a la instancia del Arzobispo de Sevilla, organizó un acto de desagravio ante el Santísimo Sacramento, habida cuenta del congreso que a favor de la interrupción del embarazo se celebraba en Sevilla en torno a la fecha. Con el lema “Un sí rotundo a la vida” se celebró una exposición del Santísimo en la Capilla del Sagrario, a la que asistieron, en colaboración con nuestra parroquia, todas las hermandades y asociaciones, tanto de la feligresía, como de algunas otras de la ciudad.
El 2 de Noviembre, la Hermandad asistió a la tradicional Misa de Difuntos en el Tanatorio Municipal. Los días 8, 9 y 10 de noviembre se celebró Triduo a las Ánimas Benditas del Purgatorio, oficiando Don Antonio Romero Padilla, coadjutor de la de la Inmaculada Concepción de Sevilla. El último día de Triduo se rezó la Salve ante el camarín de la Divina Pastora, y se aplicó un Responso por las Ánimas Benditas del Purgatorio en su Capilla.
El día 13 de noviembre, nuestra Hermandad organizó una jornada ocio deportiva para los niños que intervinieron dentro del acolitado de la pasada procesión del Corpus Christi. Las actividades estuvieron dirigidas por nuestro hermano Francisco Javier García Pérez. Al final de la misma, hubo un rato de convivencia con los participantes y sus padres, en las instalaciones del colegio San Hermenegildo.
Ese mismo día se dio a conocer el DVD de imágenes del pasado Corpus Christi, que esta Hermandad editó entre hermanos y allegados para difundir la procesión por las calles nazarenas.
Con motivo de la llegada de la Navidad, la Sacramental también ha montado un Belén con el Nacimiento del Niño Jesús. En estas fechas, la Hermandad volvió a difundir entre sus hermanos el boletín anual Triunfal. Como cada año, también se ha difundido décimos y participaciones del sorteo de la Lotería de Navidad.
La Hermandad Sacramental ha comunicado entre sus hermanos la necesidad de sumarse a la Exposición Continuada del Santísimo que tiene lugar en nuestra parroquia. De manera individual, son muchos los integrantes de nuestra corporación los que participan en este acto.
La corporación ha asistido a todos los plenos y actos convocados por el Consejo de Hermandades y Cofradías, así como al pregón de Semana Santa, y al acto de exaltación de la Navidad.
En el transcurso del año se han mantenido doce Cabildos Ordinarios de Junta de Oficiales, y se ha convocado un Cabildo General de Hermanos.
Y para que conste todo lo anteriormente expuesto doy fe, en Dos Hermanas a treinta y un días del mes de diciembre del año 2010.

sábado, 5 de marzo de 2011

EVANGELIO DOMINGO 6 DE MARZO. IX DEL TIEMPO ORDINARIO

IX Domingo del Tiempo Ordinario A
Santo(s) del día : Santa Coleta
Evangelio según San Mateo 7,21-27.
No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'.
Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".